Plásticos

El plástico es el principal componente de muchas de las cosas que utilizamos todos los días: juguetes, electrodomésticos, bolsas, botellas, táperes para guardar la comida, incluso puede formar parte de los suelos y las paredes. Por lo tanto, los materiales plásticos pueden ser una importante vía de entrada de tóxicos al hogar.

Muchos de los componentes del plástico pueden ser dañinos para el medio ambiente, acabar contaminando ríos y mares y afectando a la fauna. Pero, además, también pueden dañar nuestra salud.

Algunos plásticos, a pesar de su apariencia, pueden ser importantes fuentes de liberación de sustancias. Ejemplo de ello es el policarbonato, cuya liberación de bisfenol A, llevó a que la Unión Europea decidiese eliminarlo de los biberones infantiles. Pero el bisfenol A sigue estando presente en otros elementos, como por ejemplo la capa interior de recubrimiento de las latas de conserva. Así mismo, otros plásticos pueden también desprender sustancias conflictivas como ftalatos o retardantes de llama que pueden acabar formando parte del polvo doméstico.

La información sobre qué compuestos contienen los plásticos, bien como constituyentes o como aditivos, es enormemente deficiente. Y muchas veces se requiere cierta investigación para saber, por ejemplo, datos como que ciertos materiales de PVC pueden contener importantes cantidades de algunos ftalatos u otras sustancias problemáticas. La UE prohibió que se usasen ciertos ftalatos en determinados juguetes y productos infantiles. Pero queda mucho para conseguir que sea una realidad la ausencia de estas sustancias indeseables.

Un aspecto importante es saber distinguir los distintos tipos de plástico. Para ello muchos plásticos suelen llevar un símbolo con un número y unas letras:

  1. Polietilterenftalato (PET)
  2. Polietileno de alta densidad (PE–HD)
  3. Cloruro de polivinilo (PVC)
  4. Polietileno de baja densidad (PE–LD)
  5. Polipropileno (PP)
  6. Poliestireno (PS)
  7. Otros (0): PMMA, PA, PLA, PC (policarbonato), etc.

El triángulo y el número impreso en los envases de plástico indican el tipo de plástico con el que están fabricados. Es especialmente importante evitar el tipo 3 (puede contener ftalatos) y el tipo 6. El tipo 7 solo debemos usarlo si sabemos que es un plástico seguro; si no, puede contener, por ejemplo, bisfenol A. Y las botellas del tipo 1 solo se deben usar una vez; en sucesivas utilizaciones pueden desprender ftalatos.

Alternativas a los plásticos

En general, los plásticos pueden representar una importante vía de entrada de tóxicos en los más pequeños. Un primer consejo sería reducir la cantidad de determinados plásticos en casa, por ejemplo, de aquellos que pueden cubrir amplias superficies, tales como suelos. Un ejemplo de situación preocupante es la descrita por algunos estudios científicos sobre determinados suelos y recubrimientos plásticos de PVC en habitaciones infantiles, que han sido asociados a notables incrementos de riesgo de padecer problemas como el asma en los niños.

Otro ejemplo es el de los plásticos que a veces recubren los alimentos y que, especialmente si son calentados, pueden hacer pasar a la comida pequeñas cantidades de sustancias contaminantes. Evitar calentar alimentos y bebidas envasadas en plásticos o sobre recipientes de plástico es una medida básica de precaución.

Además, es recomendable reducir también el uso de envases y envoltorios de plástico, sustituyéndolos por vidrio, acero inoxidable o papel para envolver.

También se debe disminuir el consumo de comidas enlatadas para evitar el bisfenol-A que puede haber en la capa plástica del recubrimiento interior de las latas.

Es importante conocer bien los efectos que la ciencia atribuye a sustancias presentes en muchos plásticos como los ftalatos, el bisfenol A, los retardantes de llama, etc., e intentar evitar o reducir el uso de los elementos que las contengan. Se deben leer las etiquetas y buscar productos “sin BPA” (BPA free) o “son ftalatos” (Phthalate free).

Conviene tener un mínimo de información acerca de qué tipo de plástico integra diferentes elementos del interior del hogar y hasta qué punto pueden estar liberando sustancias como ftalatos, retardantes de llama, bisfenol A, etc., y tender a minimizar su uso o incluso eliminarlos, especialmente si hablamos de su utilización en grandes cantidades y con una probabilidad alta de que puedan estar generando una liberación indeseada de contaminantes.